¿Te has parado a pensar en qué inviertes tus horas de trabajo? Tus horas y, por descontado, las de tu equipo.
Hay un mal muy común en las empresas que hace que, en muchísimos casos, no logren alcanzar sus objetivos. Ese mal es “la dispersión”.
A continuación voy a exponer un día de trabajo imaginario:
“Llegas a la oficina, saludas a tu equipo y enciendes el pc. Miras tu correo y contestas los e-mails. Te entra una llamada de teléfono de un cliente que te ocupa 15 minutos. Coges tus cosas y te pones en marcha para asistir a una reunión con un posible colaborador que te brindará nuevas oportunidades de negocio. La reunión se alarga más de lo previsto. Te vas de ella con buenas sensaciones pero con pocos aspectos cerrados. Y, así, llega la hora de comer. Vuelves a la tarde a la oficina, miras de nuevo el correo y contestas varios mensajes. Haces un par o tres de llamadas pendientes. A continuación, te pones con alguna tarea atrasada: escribir un artículo para tu blog, retocar alguna presentación, mirar algún curso online, crear algo que te ha pedido algún cliente pero que no es de tu competencia… En definitiva, realizas algún tipo de tarea banal. Por la razón que sea, sales tarde de la oficina. Acabas la jornada muy cansado, con la impresión de haber trabajado muy duro, pero con la sensación de que ha pasado un día más y no ha sido productivo.”
Se pueden matizar muchísimos aspectos del día imaginario descrito. La cuestión es que el empresario en cuestión acaba la jornada pensando:
- “Se me ha pasado el día volando, pero ¿qué he hecho hoy?“
- “Tengo mil temas sobre la mesa, y no he cerrado ninguno”
- “No paro de trabajar duro en todo el día, pero… ¿por qué no consigo más clientes?”
¿Te sientes identificado con alguna de esas frases?
Aquello que marca la diferencia
Muchos de los clientes con los que trabajo sufren el gran problema de la dispersión. Y, si bien es cierto que la causa puede ser distinta en cada uno de ellos (procrastinar, no tener claro el modelo de negocio, falta de cohesión en la base de la estructura empresarial…), a todos les afecta del mismo modo: no consiguen alcanzar sus objetivos.
Queremos abarcar más de lo que podemos, nos enredamos con cosas que son urgentes pero no importantes, perdemos de vista nuestros objetivos y realizamos tareas que se podrían suprimir perfectamente. En definitiva, falta orientación y foco en nuestro negocio.
Una de las principales diferencias entre las empresas que triunfan y las que no, es que unas trabajan por lo que importa, mientras que otras se pierden en lo insignificante.
Cómo hacer frente a la dispersión
Quiero mostrarte una serie de puntos a tener en cuenta que te van a ayudar a mantener el foco:
- Tener bien definida la visualización futura de tu empresa. Debes tener muy claro dónde pretendes que esté tu empresa en un futuro. Si no sabes a dónde quieres llevar tu empresa, ¿cómo puedes definir estrategias y establecer acciones efectivas? Es más, ¿cómo puedes tomar las decisiones correctas? ¿cómo puedes saber en qué invertir más o menos recursos? Si todavía no tienes clara la visión de tu negocio, te recomiendo que le eches un vistazo a este post que escribí en el que muestro la importancia de crear una visualización futura y podrás acceder a un descargable que te ayudará a definirla (pulsa aquí para leer el artículo).
- Trazar tus objetivos anuales partiendo de la visualización de tu empresa. No pretendas alcanzar algo grande sin antes marcarte y conseguir metas pequeñas. Si no lo haces de este modo, seguramente sentirás frustración, estarás desmotivado y, en poco tiempo, abandonarás tu proyecto. Te dejo otro artículo que te ayudará a definir tus objetivos empresariales (pulsa aquí para leer el post).
- Márcate metas mensuales que sirvan para alcanzar tus objetivos anuales. Siguiendo con la dinámica del punto anterior, establece metas mensuales. Sigue la premisa de “divide y vencerás” y aplícala a tu negocio.
- Establece acciones diarias. Ten claro qué debes hacer cada día para contribuir a alcanzar tus objetivos mensuales, que a la vez te permitirán conseguir tus objetivos anuales y, a la vez, estarás trabajando en la buena dirección para alcanzar tu visión empresarial.
- Ponlo en tu agenda. Debes anotar tus acciones diarias en algún sitio para tener una buena planificación. Así que, registra tus tareas en una agenda o en un calendario virtual e impleméntalas.
Espero que no estés pensando en no implementar esta metodología porque supone dedicación, trabajo y constancia. Sí, evidentemente requiere un esfuerzo. Pero trabajar de este modo te va a permitir ser más productivo y eficaz y conseguir aquello que realmente quieres. Trabajar con foco y orientación te permitirá obtener unos mejores resultados en tu negocio.
Cómo discernir si lo que hacemos contribuye a alcanzar nuestros objetivos, o no.
Como bien sabrás, el día a día nos absorbe y muchas veces caemos en la tentación de realizar acciones y tareas que son improductivas o que no contribuyen a alcanzar nuestras metas.
¿Cómo solucionarlo? Muy fácil: pregúntate “para qué”
- ¿Para qué estoy publicando en redes sociales?
- ¿Para qué estoy escribiendo artículos?
- ¿Para qué estoy manteniendo una reunión con X?
Si las respuestas van acorde con tus objetivos empresariales, adelante. Si por el contrario suponen una pérdida de tiempo y recursos, déjalo pasar y céntrate en todas aquellas otras acciones que sirvan para conseguir aquello que quieres.
¡Nos vemos la próxima semana!
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Un comentario
Gracias. He realizado ensayos diarios de estos aspectos, y en efecto se sabe qué es lo que no haces para alcanzar tus metas… Sin embargo, el problema multifactorial de un sistema económico envuelve tu que hacer incluyendo problemas existenciales de clientes que te dan el sustento. Llegas a un punto que ese tráfico es el que hay en tu entorno, competencias desleales que bajan tu nivel de profundidad de sueño y entorpecen tus actividades. Pero se debe ser mas persistente y sincero con uno mismo.
Saludos, excelente reflexión.